Pequeña e invencible.

A veces la vida te hace madurar con hechos. Solo te hace parar a pensar en las cosas, esas pequeñas cosas que pasan, que aparecen o desaparecen o que cambian. Con esas cosas, pequeñas e insignificantes cosas, empiezas a madurar poco a poco y a hacerte más fuerte frente a la gente. Tan sólo son pensamientos, rayadas y demás movidas mentales.
Pensar suele hacer mal, porque se tiende a recordar cosas del pasado que echas de menos. La gente hace que te sientas pequeña y a veces intentan hundirte pero tú nunca te cansas de luchar ni si quiera te planteas rendirte. Serás pequeña pero una pequeña invencible.
También hay momentos en los que te sientes sola, en esos se te quitan las ganas de seguir pero, sin saber porqué, no te rindes y sigues. Caes mil y una veces pero vuelves a levantar sin más.
Y todo sigue como un círculo vicioso...
Hasta que llega un punto que decides cambiar, al principio cambias para mal, te vuelves egoísta y empiezas a pensar sola y exclusivamente en ti. Te conviertes en una de esas personas que odias. Alguien te abre los ojos, te hace recapacitar y te das cuenta de que ese "cambio" sólo era un escudo para que no vieran como estabas en realidad.
Tras quitarte ese escudo te das cuenta que te has vuelto algo más desconfiada y a la vez más abierta y sincera con la gente. Te das cuenta de que vas madurando un poco más. A veces incluso antes que la gente de tu entorno. Todo el mundo piensa que no, que eres como ellos, pero tú no lo sientes así.
Pequeña invencible que seguirá levantándose, CUESTE LO QUE CUESTE.

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